“Gobernar es Educar” (Pedro Aguirre Cerda – presidente de Chile 1938 -1941)
Partamos de la premisa que la educación debe ser entendida como una relación dialéctica de interacciones sociales, en donde todos los actores que participan en ella juegan un rol trascendental- siendo ésta un proceso al menos bidireccional y con todo multidireccional- la influencia de unos y otros en conjunto con las interrelaciones socioculturales se reflejan o deberían reflejarse en este fenómeno, que en palabras de Confucio tendrían que permitir que “no hayan distincion(es) de clases”. Sin embargo, la experiencia empírica nos confronta con una realidad que está lejos de ser alentadora.
Al hablar de educación son diversas las aristas que debemos abordar, en una primera instancia se hace necesario hacer mención al acceso equitativo a la educación y a la gratuidad de ésta, contrastándola al mismo tiempo con la calidad de la misma. Pero también se debe tomar en cuenta un aspecto que hoy por hoy, y según la opinión de muchos expertos, es la base del problema en muchos países en vías de desarrollo, me refiero al binomio educación como derecho versus educación como negocio.
El Mercado Educativo: Una herencia dolorosaLos chilenos nuevamente somos testigos privilegiados de esta dicotomía, y es que:
“hay que considerar que el retorno a la democracia en nuestro país no implicó (necesariamente una) ruptura con todas las orientaciones, restricciones y regulaciones establecidas durante el régimen militar, que vivimos conjuntamente con la etapa de explosión de la revolución científico tecnológica, en que grandes empresas económicas de los países centrales se transformaron en empresas financieras transnacionales, apoyándose en las redes comunicacionales generadas por el empleo del computador. Ellas marcaron el paso súbito a la globalización, con todas sus consecuencias de debilitamiento de las instituciones con que se había construido la democracia en los estados nacionales, sustentados en la soberanía nacional” (
Redondo, Descouvieres y Rojas.2004. Equidad y calidad en la educación en Chile: Reflexiones e investigaciones de eficiencia de la educación obligatoria 1990-2001. Editorial LOM, Santiago, Chile) Este paso al nuevo sistema neoliberal instaurado en nuestro país por el Gobierno militar, tuvo y sigue teniendo consecuencias que los chilenos aún no podemos superar, entre ellas destaca la supremacía de los "derechos" económicos por sobre los derechos sociales. Al pasar a tener la empresa y la productividad un lugar central en la planificación nacional el conocimiento pasó a tener una relevancia que, sin duda, no esperaba, pues se le consideró como un arma casi tan fuerte como la misma materialidad en la construcción de una entidad económica. “El conocimiento impulsó la invención tecnológica, los instrumentos de ésta dieron fuerza extraordinaria a la producción del conocimiento, generándose una interacción holística. Este fenómeno, jamás antes visto, dio centralidad a la educación en el proceso de desarrollo económico, y desde la teoría económica ésta apareció como valor agregado a la producción” (Redondo, Descouvieres y Rojas.2004. Equidad y calidad en la educación en Chile: Reflexiones e investigaciones de eficiencia de la educación obligatoria 1990-2001. Editorial LOM, Santiago, Chile).
En otras palabras con la Constitución del 80 y con la LOCE se dio un gran salto, un salto que logró conjugar dos conceptos y por sobre todo fenómenos que no deberían mezclarse, se habló desde entonces del MERCADO EDUCATIVO. Y aunque los términos no son excluyentes, claramente resultan ser al menos incompatibles. Este volver la educación en un mercado, o más fríamente en un negocio es la consecuencia que vivimos hoy. El tener enseñanza municipal, subvencionada y privada acentúa las diferencias de clases sobre todo cuando la primera no logra alcanzar los niveles de calidad de la última, del mismo modo la libertad de enseñanza que se ha dado en la educación superior – el gran número de universidades privadas- ha debilitado la educación pública, convirtiéndose con ello la universidad en una serie de alternativas en donde elegir, siempre y cuando tengas dinero, y si no lo tienes, pues para eso están los bancos.

Este raciocinio es el mismo que se utiliza en el mercado, en cualquier tipo de negocio, y en ese aspecto, si estamos hablando de transferencia de bienes o servicios a cambio de dinero, está todo bien, no obstante, la educación no es ni debe ser entendida como un servicio, sino por el contrario es preciso que se le reconozca como un
derecho.
Pero el Estado chileno no reconoce a la educación como un derecho que deba ser garantizado por ellos, sino por los padres, hecho que tiene como consecuencia la pésima calidad de la educación de nuestro país, la enorme diferencia entre la educación pública y la privada, y por supuesto una inequidad que a pesar de la inyección de recursos, sólo ha crecido en los gobiernos de la concertación.
El mal del chileno: que lo hagan los otrosLos índices de lectura de un país son el fiel reflejo de la buena o mala calidad de la enseñanza; Chile es uno de los países de Latinoamérica con el menor índice lector, un estudio realizado por Adimark y la
Fundación Fuente el año 2006 revela que el 45% de los chilenos adultos no lee absolutamente nada, en tanto los lectores frecuentes- entendiéndose en esta categoría las personas que dedican algún tiempo a la lectura en la semana- alcanza sólo un 21%. Ciertamente no bastan sólo los tratados de libre comercio ni las alianzas estratégicas para lograr el desarrollo, y es más, resulta bastante difícil integrarse a los países del primer mundo teniendo en vigencia una Constitución que fue creada en una dictadura y que nos legó una serie de directrices que solamente nos están encerrando en un laberinto sin salida.
Es por ello que el tema de la educación en Chile debe estar en el centro de cualquier discusión política y académica, y también en la sobremesa, porque está lejos de ser un asunto que involucre solo a la clase política, al contrario es un tema país, que nos incluye a todos y cada uno de nosotros. Y eso es precisamente lo que el
movimiento pingüino del 2006 nos quiso hacer entender, es deber de todos los chilenos mejorar la educación, más allá que muchas veces ni los mismos estudiantes tengan claro por qué protestan, es preciso que los chilenos como ciudadanos con derechos que vivimos bajo una democracia nos volvamos participes de promover un cambio a la educación, un cambio a largo plazo y de calidad.
Y esta transformación debe venir, en una primera instancia, del Gobierno y toda la clase política, pero también de quienes practican diariamente el arte de educar y ser educado. profesores y alumnos- y por supuesto, del Estado que debe, o debería ser el encargado de garantizar una educación de alta calidad para todos los chilenos.
LEGE: Sólo un cambio de nombreEl vocero de Gobierno Francisco Vidal declaraba a
La Nación: "No puedo entender que gente como Gajardo, como los dirigentes del Colegio de Profesores, quieran retirar una ley que cambia, deroga, sepulta la ley de Pinochet", Pues bien ciertamente ni estudiantes ni profesores desean que permanezca la LOCE, sin embargo, si pensamos que luego de 18 años de democracia recién se está logrando derogar esta ley, es evidente que los miembros del mundo educacional pretendan que el estatuto que venga a reemplazarla cambie la gran debilidad de la educación en Chile: la calidad y la gratuidad. Dado que nadie quiere esperar otros 18 años para que la enseñanza en nuestro país llegue a parecerse un poco a la de los países desarrollados.

Es en este aspecto donde radican las protestas de estudiantes y profesores, más allá que unos y otros no pongan todo de su parte, ambos grupos saben que ahora es el momento de luchar por el cambio y esa lucha debe ser en las calles, con protestas, es así como históricamente se hace escuchar la voz de los ciudadanos, y no me refiero a violencia, sino al derecho a manifestarse que tienen todos los habitantes de un país democrático: Los chilenos deben olvidar el miedo que nos heredó la dictadura militar, la misma Ministra de Educación Mónica Jiménez de la Jara declaraba en
Tolerancia Cero que no es en las calles donde se solucionan los problemas, y ciertamente no lo es, pero es en las calles donde los ciudadanos hacen escuchar su voz, fue mediante las protestas en la calle que ganó el NO, y fue también en la calle que los secundarios pusieron a la educación en la agenda del gobierno de Bachelet.
Las dos indicaciones que se le hicieron a la
LEGE han causado tanta o más batahola que la misma ley debido, principalmente, a que la derecha chilena teme precisamente que se pretenda acabar con el
mercado educativo. Temor que podría resultar bastante poco entendible si las analizamos, pues una de las indicaciones tiene directa relación con el fortalecimiento de la educación pública y la otra está ligada con el acortamiento de cuatro a un año en el plazo para que los sostenedores se ciñeran a las exigencias de la nueva ley en términos de llegar a un giro único. No parecieran ser tan complejas las indicaciones como para que la oposición amenace con rechazar la ley, sin embargo la advertencia está en pie.
En este sentido cabe entonces preguntarse ¿Qué es lo que se esconde tras esta negativa de la Alianza de aprobar la LEGE?, Alejandro Guiller planteaba en Tolerancia Cero que tenía la sensación que había algo escondido, algo que la derecha no quería reconocer, y es que quizás en este sentido el Presidente del Colegio de Periodistas de Chile tenga razón, al decir que puede ser que la Alianza tema que con este fortalecimiento de la educación pública se puedan introducir aspectos en la ley que vayan en desmedro de la libertad de enseñanza. Libertad que tanto desean defender, incluso proponiendo como solución a la disyuntiva crear más universidades para que sean más los jóvenes que puedan estudiar, siendo que el problema de la educación chilena no está en la cantidad, sino precisamente en la calidad. Más universidades sólo serían más negocio, más ganancias, pero no implicaría necesariamene mejor educación.
El arte de educarOtro aspecto que no se puede dejar de analizar es el que tiene relación con el profesorado, y en este sentido el tema da para un gran análisis. Partamos por mencionar que la pedagogía en Chile hace varios años ya que está- por decirlo de alguna forma- devaluada, la profesión de profesor ha dejado de tener la importancia de antaño y ha pasado a ser una alternativa para quienes no obtuvieron mejor puntaje, la calidad de enseñanza que se imparte en las universidades a los futuros educadores no es siempre la adecuada, con lo cual la preparación en los colegios y liceos no es tampoco la mejor, generándose así un círculo vicioso que pasa a ser aún más complicado con el
estatuto docente, las evaluaciones y el sueldo que reciben los profesores.

Educar es un arte, en las manos de esos hombres y mujeres están nuestros hijos, nuestros nietos, en sus manos está la posibilidad de un futuro mejor, de un país distinto, por ello es preciso darles el sitial que se merecen, devolverles la importancia que jamás debieron perder y mejorar la enseñanza que ellos mismos reciben, sólo así lograremos tener mejores resultados en la enseñanza básica y secundaria, y por ende en la misma educación superior.
No obstante lo anterior, la única forma de mejorar es poder evaluar y eliminar a aquellos docentes que no estén a la altura de las circunstancias, y para que aquello ocurra es necesario cambiar el estatuto docente, dado que no es posible que los profesores mal evaluados no puedan ser despedidos, pues de esa forma sólo se continuará con la herencia de una educación de mala calidad, es preciso eliminar las manzanas podridas para mejorar, es decir, no podemos creer que si todo un curso obtiene mala calificación la culpa no es de los profesores, no podemos perpetuar en la enseñanza a personas que no tienen ningun interés en mejorar, los profesores deben poner su grano de arena, deben dejar de proteger a las manzanas podridas; en este sentido es preciso que tanto la clase política, como los profesores y los mismos estudiantes pongan de su parte; ya lo hemos dicho, la educación es una relación dialéctica multidireccional que no funcionará bien sólo con buenas leyes, sino que necesita también de una praxis interactiva y que fomente el pensamiento critico y la lectura, así como el diálogo.
El Estado debe hacerse cargo: No al castramiento mentalSeguramente más de algún chileno ha criticado alguna vez las protestas estudiantiles, quizás alguno de ustedes alguna vez ha dicho "reclaman por todo", "ahora quieren todo gratis estos niñitos". Y sin duda, más de alguna vez han visto que las protestas terminan en tanta violencia y desmanes que ni siquiera se interesan por averiguar si el fondo de las manifestaciones vale realmente la pena. En este sentido no se puede negar que muchas veces la inmadurez de algunos estudiantes enturbian las protestas, del mismo modo que no podemos olvidar que cuando éstas han querido ser pacíficas los hechos de violencia se han repetido igualmente, gracias a la intolerancia de algunos miembros de la fuerza pública.

Pero más allá de estos episodios, no es posible reducir las manifestaciones del mundo estudiantil a un mero capricho, el movimiento pingüino del 2006 no fue un capricho, del mismo modo que las movilizaciones actuales no lo son. Lo que ocurre es que para la clase política en general el tema de la educación es complicado, pretender cambiar el sistema es un desafío que la Concertación no puede realizar sola, y claramente la alianza no está dispuesta a apoyarla, son demasiados los intereses económicos que están en juego y el empresariado no está pronto a perder la gallina de los huevos de oro. Es lo mismo que ocurre con el sueldo mínimo, si lo suben se escucha inmediatamente la advertencia de: va a aumentar la cesantía. Señores estamos atados de pies y manos en todos los sentidos, nadie pide un gobierno comunista ni un estado subsidiario, pero sí debemos pedir que los derechos sociales se respeten, que haya un equilibrio entre el empresariado y los ciudadanos, y para que ello se amplíe a todos los aspectos de la vida cotidiana, es preciso partir por entender que la educación no es una mercancía, y eso sólo se va a lograr el día en que todos los chilenos nos atrevamos a exigir que se nos respete como entes sociales, y no como simples consumidores.
No es necesario esperar que un hijo o un conocido no pueda estudiar para promover el cambio, hay que hacerlo antes, antes que ese chico inteligente no haya podido estudiar medicina porque no le dieron el crédito que necesitaba.
El jueves 19 de junio se aprobó la idea de legislar en la cámara de diputados,sin duda, es una gran derrota para todos aquellos que esperaban que de una vez se diera en Chile el primer paso para optar a una educación de calidad. Aunque hay que destacar que hubo algunos miembros de la concertación que se atrevieron y votaron en contra, como el caso de Marco Enriquez Ominami.
La guerra no está perdida, aún se está a tiempo de fomentar el cambio, los estudiantes y los profesores ha dicho que no dejaran de manifestarse, es de esperar que a ellos se unan el resto de los chilenos, pues no es necesario que esté explicitamene escrita en la ley la palabra LUCRO, para asegurar que el nuevo estatuto está lejos de hacer un cambio real en la educación chilena, muchas veces una omisión puede traer más problemas que una afirmación.
Finalmente, y centrándonos en el problema en cuestión y no solamente en la ley a aprobar, no dejemos de recordar que la educación es una relación dialéctica, lo que en otras palabras signnifica que depende de todos y cada uno de nosotros, si se hace una buena ley, es necesario se derogue el estatuto docente y se mejore la calidad de los profesores y la disposición de éstos a enseñar, del mismo modo si estos apectos se solucionan los alumnos deben estar dispuestos a dar lo mejor de sí, a autoexigirse al máximo, a hacer más trabajos, a tener una posición pro activa, a participar en clases y a no reclamar si les hacen leer tres libros en el mes. La tarea es de todos y el cambio necesario depende de todos, no deleguemos la responsabilidad sólo en los que gobiernan y partamos por cambiar la forma de pensar, de otro modo, ni la mejor ley logrará que Chile tenga una mejor educación.
Protesta ValparaísoA veces una imagen vale más que mil palabras, a continuación algunas fotografías de la marcha que se realizó en Valparaíso en contra de la aprobación de la LEGE.

Profesores universitarios y secundarios salierona las calles a protestar

Una masiva movilización que se tomó las calles de Valparaíso