lunes, 21 de abril de 2008

PROHIBICIÓN DE LA PÍLDORA EN CHILE: UN NUEVO CASTRAMIENTO MORAL

¿Y CUÁNDO ELEGIMOS NOSOTROS?

El Tribunal Constitucional (TC) prohíbe la distribución de la píldora del día después en todas las entidades públicas- aunque no en las privadas- por considerarla abortiva, y por ende, inconstitucional.

Sí, no hay ningún error en lo que acaban de leer, y sí, no se han equivocado de época, esto ocurre en Chile el año 2008. Aunque quizás tengan algo de razón si están pensando que esta prohibición estaría mucho más acorde a la época inquisidora, en donde la “Santa” Iglesia Católica dictaminaba cómo debían pensar y actuar tanto sus feligreses como todos los demás habitantes del orbe.

Hace algunos días los chilenos y chilenas hemos sido testigos atónitos de una resolución que simplemente coarta nuestro libre albedrío, nuestra capacidad de decidir por nosotros mismos. El que no se pueda distribuir la píldora del día después en las instituciones públicas es un hecho que marca precedente en nuestro país, un precedente que, ciertamente, no es nada alentador, ya que claramente estamos girando hacia unas formas de pensar y actuar demasiado cercanas a la derecha, demasiado cercanas a un conservadurismo que en todos los países que se ha instalado a lo largo de la historia, ha dejado marcas catastróficas; pareciera ser que estamos olvidando la historia…pareciera ser que nos estamos condenando a repetirla.


¿David y Goliat?

La distribución o no de la píldora es un tema que contiene un trasfondo mucho más oscuro de lo que el común de los chilenos pueda imaginar, no se trata solamente de -como los parlamentarios de derecha han querido destacar- no darla a menores de edad sin el consentimiento de los padres, ni siquiera se trata realmente de si la píldora es abortiva o no. Lo que verdaderamente ocurre aquí señores es una guerra de titanes, un conflicto que es tan largo como lo es la historia del mundo, quienes apoyan la píldora se están enfrentando al mayor poder que ha conocido esta tierra, a aquel Estado que ha sobrevivido a todas las crisis, estamos luchando contra el máximo poder hegemónico, contra la institución que más se empeña en mantener el establishment, me refiero a la Iglesia Católica.

Ocurrió en su época con la penicilina (la iglesia se declaró en contra de su utilización), ocurrió con las pastillas anticonceptivas y ciertamente está ocurriendo hoy con la píldora del día después. La Iglesia Católica como el ente representante de Dios en la tierra debe guiar a su rebaño por el camino correcto, y un buen católico, un verdadero creyente no debe utilizar los métodos de anticoncepción porque atentan contra la vida, más aún la píldora que según esta institución es claramente abortiva. ¿Claramente?, bueno ese es un punto que explicaré luego.

Inquisición en el siglo XXI

¿No han notado ustedes queridos compatriotas que desde hace un par de años nuestro país se está tornando más conservador?, ¿no han notado que nuestros sacerdotes están interviniendo cada vez con mayor ímpetu en las decisiones políticas que tienen que ver con lo moral? Los que van a misa, ¿no han notado que las predicas se tornan un poquito más duras?... Se han preguntado a qué se debe este casi imperceptible cambio.

Si no lo han hecho, pues les doy la respuesta: a que hubo cambio de mando en el mayor Estado del mundo, el Estado Vaticano. Muere Juan Pablo II y asume Joseph Ratzinger, el actual papa Benedicto XVI, quien desde 1981 se desempeñó como el Guardián de la Doctrina de la Fe (organismo que en otros tiempos era conocido como la Santa Inquisición ). Su postura ultra conservadora llegó a cambiar el manejo de la iglesia, contrario por tradición al aborto, los anticonceptivos y la homosexualidad, su visión se está imponiendo en el interior de la Iglesia Católica, y por ende, en todos aquellos países en que esta entidad tiene una posición predominante.

Es ésta la razón por la que la distribución de la píldora en Chile se haya prohibido, la Iglesia ejerce y ha ejercido siempre un gran poder en nuestro país. Una cosa es que tengamos una ley de divorcio y otra muy distinta que se permita la entrega gratuita de la píldora “abortiva” a quienes la requieran. Puede haber dejado pasar la iglesia el divorcio, pero la píldora es un tema con el que claramente no transará.

¿Totalitarismo Estatal o Autoritarismo Moral?

Los miembros del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile declararon: "son numerosas las instancias científicas que consideran que este compuesto puede tener efectos abortivos en alguno de sus niveles de acción; que su distribución puede revestir un atentado contra la vida que se inicia desde el instante mismo de la concepción" (¿Hacia Dónde Camina Chile?, 07/09/2006 disponible en http://documentos.iglesia.cl/documento.php?id=2426)


Lo contradictorio es que en el mismo documento y en alusión a la resolución del Gobierno chileno que obligaba a las entidades públicas a distribuir la píldora del día después, los obispos declararon que: “El documento normativo recuerda a políticas públicas fijadas en regímenes totalitarios que pretendían desde el Estado regular la vida íntima de las personas en función de criterios autoritarios, no consensuados, y reñidos con el respeto a la dignidad de la persona humana”. Se hace necesario en este momento hacer evidente la pregunta que, seguramente, más de algún chileno o chilena se ha hecho en estos días ¿no es totalitario, acaso, no permitir la distribución de la píldora del día después a todas las mujeres chilenas, por el simple hecho que es contrario a la forma de pensar de la Iglesia Católica? ¿No es acaso totalitario imponer la visión que esta pastilla es abortiva, bajo la consideración que en ese momento las células unidas (supuestamente unidas) conforman un ser humano con alma?

No es la idea aquí entrar en la discusión teológica y filosófica de la existencia del alma, tampoco es la idea atacar a la Iglesia Católica ni a quienes siguen sus dictámenes, lo único que se pretende es dejar que sean las propias mujeres basadas en las pruebas científicas y en directa relación con su conciencia, las que decidan si están abortando o no, porque, aunque puedan argumentar que esta es una decisión que fue tomada por el TC, es igualmente poco consensuada, pues no podemos dejar en las manos de unos pocos una decisión que va más allá de la Constitución, que tiene que ver con la esencia misma de la democracia y más aún con la naturaleza del ser humano en tanto ser libre pensante; quizás lo más equitativo sería permitir que este tema lo decidan los chilenos y chilenas mediante un plebiscito, sin embargo, para ello deberíamos cambiar nuestra actual Constitución que fue creada en un gobierno de facto…pero ese es tema para otro largo debate.

¿Abortiva? ¡No, no señores, no lo es!

Vamos pues a la evidencia empírica, escuchemos la voz de los científicos. El doctor y experto en fertilidad, y uno de los creadores del implante subcutáneo que permite a las mujeres olvidarse de las pastillas anticonceptivas, Horacio Croxato, quien lleva más de 50 años investigando la reproducción es enfático al declarar que la píldora no es abortiva, debido a que “Sólo funciona cuando se toma antes de la ovulación e interfiere con la salida del óvulo desde el ovario. Por eso hay que usarla lo antes posible luego de la relación sexual”.

En una entrevista realizada a la Revista Paula (http://www.paula.cl/blog/entrevista/2008/03/05/horacio-croxatto-lobo-de-laboratorio/) este científico chileno declara: la píldora del día después no es ciento por ciento eficaz: por ejemplo, si tiene que prevenir 16 embarazos, sólo lo hace en 10 casos. Hay gente que todavía no incorpora eso a su razonamiento: si fuera ciento por ciento eficaz, necesariamente tendría que ser abortiva. La razón de que no previene todos los embarazos es porque sólo los previene cuando se toma antes de la ovulación Es decir, antes que se junte el espermio con el óvulo, lo que dejaría tranquilos a los cientos de chilenos que creen que una vez fecundado el óvulo ya hay vida. Puesto que el mismo Croxato afirma: “la píldora no sirve para nada si el embrión ya se formó”.

En este mismo sentido el Instituto Chileno de Medicina Reproductiva y la Asociación de Protección de la Familia (APROFA) liderada por Guillermo Galán, coinciden en que la píldora no es abortiva. Galán plantea que “su opinión no se sustenta en creencias religiosas ni personales, sino que en investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyeron que la píldora es un método anticonceptivo que no tiene efectos nocivos contra la salud. Más aún, los miembros de estas entidades, ginecólogos que han recetado la píldora y mujeres que la han utilizado concuerdan en que ésta no es abortiva, y que si se toma durante el embarazo no produce el aborto, ya que su principal componente el levonorgestrel es progesterona sintética, y la progesterona es una de las hormonas que mantiene el embarazo; ahora bien si es utilizada después de una relación sexual sin protección lo que ocurre es que impide la ovulación “durante la fase lútea y el embarazo” (información disponible en http://www.icmer.org/).

Quienes luchan contra la píldora sostienen que ésta es abortiva debido a que actúa una vez que se formó el cigoto (lo que para ellos indica que hay vida, por ende, alma) sin embargo, la OMS el mundo científico en general, demuestran con pruebas concretas que la píldora actúa antes de que se produzca la fecundación, por lo tanto, no sería abortiva. Y es más, existen mujeres que han utilizado este método de emergencia y han quedado embarazadas, lo que demuestra nuevamente que la píldora no es abortiva.

La pregunta cabe hacérsela nuevamente, ¿dónde está el problema con este método de anticoncepción? ¿Se prohíbe porque es abortiva o se prohíbe porque aceptarla implicaría ir en contra de lo planteado por la Iglesia? Es más, en qué pensaban los parlamentarios de derecha al proponer este debate, ¿pensaban realmente en defender el derecho a la vida, o acaso estaban más preocupados de implantar su visión moral todos los chilenos?

Nuevamente la equidad

Finalmente dos aspectos que no pueden dejar de tocarse en este tema, uno la equidad, puesto que esa famosa igualdad de la que tanto hablan nuestros políticos se vuelve cada vez más difusa, dado que hoy si una mujer tiene relaciones sexuales sin protección si es pobre no podrá evitar un embarazo no deseado, en cambio si esta mujer pertenece a una clase acomodada, ABC 1 quizás, podrá comprar la píldora y evitar así traer al mundo a un niño no deseado.

Y es en este sentido donde se produce una verdadera crisis política que no hace más que demostrar que quienes están en el parlamento no logran racionalizar que la democracia implica equidad, y que más aún el Estado de Chile está en la obligación de velar por los intereses de todos los chilenos, lo que justifica la posición tan criticada de la Presidenta Michelle Bachelet quien plantea que la decisión del TC es “un retroceso en términos de equidad”, dado que ella es presidenta de todos los chilenos, católicos o no.

Es un retroceso en la democracia, en la libertad de decidir por nosotros mismos, es un sútil castramiento moral. Pero no todo está perdido,al menos nos queda una esperanza… la píldora no ha sido prohibida en el sistema privado, aunque claro, las mujeres más pobres de Chile no podrán acceder a ella, lo que confirma una vez más que la derecha de nuestro país no busca de ningún modo lograr la igualdad, sino al contrario, permiten y avalan que prime el sistema de mercado, la supremacía del dinero, .

¿Y si fuera tu hija?

Y por último está el caso de las violaciones, un hecho que ciertamente atenta contra toda dignidad humana, contra toda preocupación por los derechos de las mujeres que son víctimas de un acto tan deleznable. Puesto que gracias a los 36 parlamentarios de derecha, gracias al TC y gracias a nuestra querida Iglesia Católica si una mujer, si una niña de clase baja o media es violada, no podrá optar al derecho de evitar tener en su vientre durante nueve meses al producto de un acto que arruinó su vida, que vulneró su dignidad e integridad de mujer, no podrá evitar el embarazo simplemente porque unos cuantos consideran que es atentar contra la vida y la dignidad humana, como si una violación no fuese un atentado tanto o más repudiable que un aborto inexistente.

Lo que ha ocurrido en Chile es un hecho que marca precedente en cuanto nos encamina a una senda de conservadurismo, de castramiento sicológico, de una dictadura moral en plena democracia, pero puede ser también un factor que marque precedente si las mujeres chilenas logramos hacer valer nuestro derecho a elegir si deseamos tener o no un hijo, a elegir si debemos o no llevar en nuestro vientre a un ser que nos recuerda un atropello sexual, sin ser llamadas por esa capacidad de elección, asesinas. Y ¿cómo puede ocurrir esto?, ejerciendo el derecho que nos da la Constitución a protestar. Quizás este sea un paso para que los movimientos sociales en Chile despierten, quizás esté en manos de las mujeres el cambiar el alarmante rumbo que está tomando nuestro país. O quizás sólo sea una quimera y el día de mañana tengamos que explicarle a una adolescente que debió cargar con un embarazo producto de una violación, que esto ocurrió sólo porque unos cuantos deseaban demostrar que ellos siguen teniendo el poder en sus manos, y porque ni los medios de comunicación, ni las mujeres fuimos capaces de hacer algo por evitar que decidan por nosotras. La decisión está en nuestras manos, es hora de actuar.